Los haré venir… y ellos sabrán que Yo te he amado – Revelación 3:9 en el Contexto de Hechos 10 y la Casa Farisaica de Shamai
To my English subscribers: No, you are not in the Twilight Zone, this is just a translated older blog and so if you cannot speak Spanish, please disregard 🙂 (Original version here)
Gracias a Lisa Velazquez por traducir este articulo. Puede escucharla a traves de Teshuva.tv los Domingos a las 6pm en el programa radial: Caminando en Obediencia.
Lamentablemente, debido a la falta de contexto del primer siglo, Revelación 3:9 ha sido utilizado durante mucho tiempo como un “texto de prueba” que de alguna manera los judíos que vemos en los tiempos modernos no son verdaderamente judíos en absoluto, pero esto es una falacia peligrosa. En esta carta a la ekklesia en Filadelfia, está escrito:
“Aquí te doy algunos de la sinagoga de ha satán, los que dicen ser judíos, pero no lo son, por el contrario, están mintiendo; mira, los haré venir a postrarse ante tus pies, y ellos sabrán que Yo te he amado”.
Para convertir esto en una afrenta contra todos los judíos es puro antisemitismo, pero afortunadamente para nosotros, sabemos que históricamente la identidad de la “sinagoga de Satanás” – es decir, los fariseos de la Casa de Shamai. Durante los 90 años antes de la destrucción del Segundo Templo (¡que sea reconstruido en nuestros días!) el Concilio del Sanedrín de los judíos (piense en el Tribunal Supremo) fue controlado por un grupo de fariseos conocido como la Casa de Shamai. Ellos eran anti-gentiles, promulgaron 18 decretos que fueron llamados por su oposición, la casa de Hillel más flexible con los gentiles, tan vergonzoso como la construcción del becerro de oro en el Sinaí. ¿Que era tan vergonzoso en estos edictos que fueron odiados por lo que ya no tenemos aún una copia de ellos? Ellos específicamente hicieron ilegal que un judío tuviera estrechas relaciones con los gentiles, incluso aquellos gentiles que guardaban los mandamientos, y que adoraban al Dios de Abraham, Isaac y Jacob – como Cornelio el Centurión. Un judío no podía entrar en su casa (vea Hechos 10), ni tampoco podían comer en la misma mesa (que era la controversia en Galacia) con alguien a menos que se circuncidaran y se convirtiesen formalmente a la religión del judaísmo. A pesar de que Hillel estaba a favor a que los gentiles fuesen injertados en el cuerpo de creyentes, Shamai no lo era, y estas resoluciones hicieron una pared legal literal de separación. Las opiniones de la Casa de Shamai eran tan desagradables para los rabinos de la casa de Hillel del primer siglo que Yevamot 16A registra una instancia de un hombre llamando a su propio hermano el “primogénito de Satanás” ¡para ponerse del lado de la Casa de Shamai en una interpretación de la ley! (vea Falk, pg 118)
Juan siendo un judío, sabía esto – y Yeshúa (Jesús) también utilizó este lenguaje a través de los evangelios. De manera que cubre el contexto de la Sinagoga de Satanás. Pero la acusación va más allá, diciendo que ¡ni siquiera son judíos! ¿Dónde más vemos el uso de éste lenguaje? De otro miembro de la Casa de Hillel – Pablo – en Romanos 2:25-29:
“25 Pues en verdad la circuncisión es de valor si tú haces lo que la Torá dice. Pero si eres transgresor de la Torá, ¡tu circuncisión ha venido a ser incircuncisión! 26 Por lo tanto, si un hombre incircunciso guarda los requerimientos justos de la Torá, ¿su incircuncisión, no será contada como circuncisión? 27 En verdad, el hombre que está físicamente incircunciso, pero obedece la Torá, ¡ejercerá como juicio sobre ti, que has tenido hecha la circuncisión y tienes Torá escrita, pero la violas! 28 Pues el judío genuino, no es el que simplemente es judío externamente; la circuncisión verdadera no es sólo externa y física. 29 Pero, el judío genuino es el que lo es interiormente; y la circuncisión verdadera es del corazón, en el ruaj, no en la letra; así que, su alabanza no viene de los hombres, sino de YAHWEH”.
Pablo dice aquí muy claramente que la circuncisión no significa nada si un hombre es un transgresor de la ley, y que si guarda la ley, es como si él estuviese circuncidado. Pero, ¿qué tiene esto que ver con Shamai y sus seguidores al no ser verdaderos judíos? A saber esto – la Torá establece claramente que el muro de separación y los edictos de Shamai, y cualquier forma de racismo o de ciudadanía de segunda clase en el Reino de los Cielos es una transgresión de la Ley (Éxodo 12:49, Levítico 24:22, Números 15:16, 29). Además, es una blasfemia, porque distorsiona la equidad y la integridad de nuestro gran Dios y Rey – exaltando en su lugar el linaje humano. Ellos fueron circuncidados, pero estaban seriamente usurpando los derechos del Rey para determinar la ciudadanía de Su propio Reino y por eso Pablo dice que son “no judíos” porque están mintiendo al afirmar lo contrario.
En cuanto al resto, necesitamos examinar el contexto de Hechos 10 y el derramamiento del Espíritu en la familia de los justos del Centurión Romano Cornelio y toda su casa. Esto es muy importante comprender porque en mi opinión nos dirigimos a estos últimos días un derramamiento del Espíritu, de la talla de la cual no se ha visto en casi 2000 años. En este momento estamos tratando una vez más con la misma situación que Pedro se encontró en, tanto Hechos 10 y Gálatas 2. Se está levantando un espíritu de Shamai, una vez más, al igual que estamos viendo el espíritu de antisemitismo cada vez más fuerte – que son los lados de la misma moneda falsa y ninguno de los dos pueden ser tolerados dentro del Cuerpo.
Ahora, Pedro creció bajo los 18 decretos y nunca los cuestionó (Si desea una serie de análisis más completo de esto, lo cubrí con detalle en mi libro Rey, Reino, Ciudadano) – él realmente creía que estaba mal entrar en una casa de un gentil (Hechos 10:28) y tomó una visión impactante del cielo para que incluso empezara a cuestionar este hecho. Tomó un acto del Espíritu Santo para hacerle ver lo equivocado que estaba. Porque cuando el Espíritu cayó sobre los no judíos, Pedro tuvo que admitir que Dios no hace acepción de personas (Hechos 10: 34,35), pero acepta a todos los que le temen y hacen justicia. Esto fue enorme para un judío del siglo primero en admitir esto y en Hechos capítulo 11 otros judíos tuvieron un debate con él sobre ello hasta ¡que también se les presentaron con la evidencia! Paradigmas, mentalidades que no cuestionamos, son cosas difíciles de romper y esto era REALMENTE difícil de romper.
Nos encontramos con esta mentalidad de nuevo en Gálatas 2, en el que vemos que Pedro se niega compartir la mesa con los antiguos gentiles en respuesta a la presión de grupo – años después de Hechos 10. De hecho, como cubro en mi libro Rey, Reino, Ciudadano – Gálatas es una epístola que abarca completamente de que si o no los gentiles tenían que convertirse en judíos con el fin de ser aceptados como ciudadanos con derechos plenos al Reino y Pablo demostró que no tenían que hacerlo. El Espíritu de Shamai, sin embargo, no se iba a morir fácilmente y lo estamos viendo de nuevo en acción estos últimos días. Gentiles que le han dado la espalda al mundo, que mantienen el testimonio del Mesías y guardan los mandamientos de Dios, están siendo reducidos por algunos como ciudadanos de segunda clase. Se les dice que no tienen derecho a guardar los mandamientos en absoluto, o que si lo hacen, deben mantenerlos según las tradiciones de los hombres. Se les niega un lugar equitativo a la mesa, y están siendo acusados de jactarse contra las ramas naturales, los judíos, incluso para los que sugieren que hay equidad entre judío y ex gentil dentro del Reino. Ellos están siendo humillados a causa de una falta de pedigrí, a causa de haber nacido en la línea de sangre “equivocada”.
Pero no es jactancia cuando uno reconoce que Dios no hace acepción de personas, al contrario es elevar el honor de Dios como un Dios de equidad. ¡Jactancia sucede cuando uno insinúa que los judíos han sido reemplazados! ¿Reemplazados? En ninguna manera – no sustituidos sino unidos junto con los antiguos gentiles en la comunidad de Israel según se habla en Efesios 2.
Al igual que Rosa Parks quien no se estaba alardeando en contra del hombre blanco cuando se negó a ponerse de pie y ceder su asiento, pues estaba parada en la integridad de la Constitución, tal como aquellos que insisten en que nosotros somos los ciudadanos y no ciudadanos de segunda clase del Reino del Cielo no se jactan pero confían en la integridad de la Constitución del Reino, la Torá.
Y esto es por lo que creo que nos dirigimos al segundo derramamiento del Espíritu – porque una vez más vemos los que guardan el testimonio de Yeshúa y los mandamientos que se mantienen al margen de la misma mentalidad que Hillel en comparación con el becerro de oro. Tiene que suceder, a fin de que el honor de Dios se eleve y su equidad sea testigo, el Espíritu será derramado por igual al judío y al exgentil creyente por igual, de manera pública e inconfundible.
Ahora, de vuelta a Revelación 3:9b: “los haré venir a postrarse ante tus pies, y ellos sabrán que Yo te he amado.”
Esto no es, como algunos lo han representado, judíos se vieron obligados a rendirle culto a los gentiles y admitir que tenían razón – esto es Dios avergonzando a aquellos que lo han avergonzado al poner Su honor y equidad en tela de juicio, en usurpar los derechos del Rey para determinar Sus propios sujetos, un Padre para adoptar hijos, y un Dios para recompensar a sus fieles con integridad. Esto no tiene nada que ver con los ex-gentiles, tiene mucho que ver con aquellos que han malinterpretado Su rectitud, carácter justo, compasivo y generoso. Dios va a rectificar el insulto – de nuevo, no se trata de nosotros, sino de Él. Él avergonzará y pondrá en su lugar a los que han perdido su ciudadanía por usurpar Su autoridad.
El derramamiento tiene que venir, pero quizás no por las razones que se nos han enseñado. Creo que no se trata únicamente de infundirnos con poder, sino también sobre el restablecimiento de Su honor y avergonzar a aquellos que, en su afán de promover sus propias líneas de sangre, han blasfemado Su carácter.
Falk, Harvey “Jesús al fariseo: Una nueva mirada a las raíces judías de Jesús” 1985 – específicamente el capítulo 7